jueves, 31 de marzo de 2016

✈Trabajo Nº 2 y Nº 3. Bloques II y III ✈

¿Qué cambios tienen que afrontar los profesores para poder llevar a cabo las escuelas inclusivas?
La formación del profesorado para la diversidad será útil para desarrollar una educación de mayor calidad para todos si se configura como un aspecto del sistema educativo que ayuda al cambio de la cultura profesional docente (reconstrucción de sus procesos de identidad y desarrollo profesional), en un contexto abierto a todos y orientado por valores inclusivos. No se trata pues de una formación individual para el desarrollo profesional aislado, sino más bien de una capacitación personal para participar de una actividad docente que permita el desarrollo profesional del profesorado y la mejora del centro.

En este sentido, la formación deberá ir orientada a la creación de un profesional que reflexiona sobre su práctica, en el seno de una organización educativa; que colabora activamente para mejorar su competencia y la del centro; y que actúa como un intelectual crítico y consciente de las dimensiones éticas de su profesión

La preocupación por la escuela inclusiva se ha convertido pues en uno de los mayores retos que actualmente deben afrontar los sistemas educativos, los centros, el profesorado y la sociedad. En efecto, mientras que en los países en desarrollo la preocupación se centra en cómo millones de niños y niñas pueden acceder a la educación formal, los países más ricos ven como muchos jóvenes acaban su escolarización sin obtener la titulación correspondiente, o simplemente abandonan el centro, o bien están emplazados en diversas modalidades de educación especial que pueden suponerles una limitación en sus oportunidades educativas (Ainscow y César, 2006).
¿Cómo poder llevar a la realidad los centros inclusivos?, ¿Qué estrategias podemos emplear para ello?

Hacer realidad un centro inclusivo es, ni más ni menos, que acoger en una misma escuela a todos los alumnos sin excepción, sean cuales sean sus características personales, por razones éticas y psicopedagógicas.

¿Cómo hacerlo?

En primer lugar adaptando el aprendizaje a las necesidades del niño, cuyas diferencias son normales, y que no tenga que ser el niño el que se adapte al proceso educativo.
En segundo lugar, asumiendo el hecho de que muchos niños, no sólo los que tienen alguna discapacidad, experimentan dificultades de aprendizaje y tienen, por lo tanto, necesidades educativas especiales en algún momento de su escolarización.
En tercer lugar, acogiendo en el centro educativo a todos los niños, independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales, sociales, emocionales, lingüísticas o del tipo que sean.
En cuarto lugar, encontrando la manera de educar con éxito a todos los niños, incluso aquellos que tienen discapacidades graves, que deben incluirse en los planes de estudio elaborados para la mayoría de los niños y niñas.
Y en último lugar, haciendo que las escuelas se centren en el niño como forma de construir una sociedad centrada en las personas que respete tanto la dignidad como las diferencias de todos los seres humanos.

¿Qué estrategias empleamos para ello?

Hay que utilizar fundamentalmente estrategias que promuevan las interacciones sociales positivas entre los alumnos con capacidades diferentes y los alumnos corrientes y que favorezcan un clima de aceptación y respeto mutuo. Destacaríamos sobre todo estas tres estrategias:

a)       Enseñar y desarrollar las habilidades sociales apropiadas a los alumnos con discapacidad, los cuales han de aprender a relacionarse con las otras personas de forma adecuada.
b)       Enseñar y motivar a los alumnos corrientes a participar activamente en la integración de sus compañeros discapacitados. También a conocer a sus compañeros con alguna discapacidad y a relacionarse con ellos.
c)      Promover y optimizar la interacción entre iguales de los alumnos con discapacidad diferentes y de los alumnos corrientes. Unos y otros sólo podrán poner en práctica las habilidades sociales que se les enseñan en la medida que tengan la ocasión de compartir de forma continuada espacios, tiempos y actividades.

Existen modelos de inclusión, si es así, ¿cuál se podría emplear?

Existen formas diferentes de conseguir la intervención didáctica para atender a la diversidad en la escuela.
Desde nuestro punto de vista el modelo inclusivo es el que llevaríamos a cabo por ser el más completo y el que reúne todas las características necesarias para lograr la atención adecuada de todos los alumnos de un centro educativo y no sólo de los que tienen alguna discapacidad.

El modelo inclusivo es quizás el único que reúne todos los principios generales para atender a todos los alumnos de un centro, sean cuales sean sus características.
En primer lugar el principio inclusivo que garantiza que el alumnado con discapacidades importantes pueda escolarizarse en un centro corriente libremente elegido por los padres y además pueda participar en las actividades generales, en la vida del centro y en la enseñanza y aprendizaje como los demás.
También engloba este modelo el principio de normalización, que garantiza que se va a tratar a todos los alumnos, tengan o no discapacidad, de la misma manera evitando actitudes diferenciadoras.
Otro principio importante presente en el modelo que hemos elegido para emplear es el de la personalización que nos garantiza, que además de tratar a todo el mundo igual, lo hacemos también a cada uno de acuerdo a sus características personales, para no ser injustos.
Y, por último, nos ha parecido el modelo ideal para emplear porque también recoge el principio de igualdad de oportunidades. Es decir, sostiene que tratar a todos igual de forma personalizada no es dividir los recursos en partes iguales, sino dar a todos los recursos que requieren en función de sus necesidades educativas.

¿Disponemos de materiales y estrategias para la perspectiva de una escuela inclusiva?

Existe un conjunto de materiales diseñados para apoyar a los centros educativos en el proceso de avance hacia escuelas inclusivas, que se ha diseñado teniendo en cuenta los puntos de vista del equipo docente, de los miembros del consejo escolar, del alumnado de las familias y de otros miembros de la comunidad que es el llamado Index.
Este conjunto de materiales ha sido elaborado durante años por un equipo de docentes, padres, miembros de los consejos escolares, investigadores y un representante de las asociaciones de discapacidad con amplia experiencia en iniciativas de desarrollo de formas de trabajo inclusivas.
Con este material podemos planificar el proceso de cambio progresivo en la innovación educativa, además de generar cambios en la cultura y en los valores que posibiliten a los docentes y a los alumnos adoptar prácticas inclusivas que van más allá de cualquier prioridad particular.

El index se centra en todos los aspectos de la vida escolar y se ocupa de la participación de todos los miembros de las comunidades educativas. Además ayuda a que los centros educativos realicen un análisis crítico sobre lo que se puede hacer para mejorar el aprendizaje y la participación de todo el alumnado en el centro y en su localidad.
Por tanto, debemos concluir que sí existen herramientas para que los centros educativos  puedan analizar lo que hacen, con el fin de determinar prioridades de cambio y poner en práctica estas prioridades. Aunque también somos conscientes de que la escuela no siempre tiene el poder suficiente para acabar con todas las barreras necesarias para lograr la inclusión educativa, porque en ocasiones éstas residen en contexto sobre los que el centro educativo no tiene ningún control.
Y al igual que existen herramientas, existen también estrategias con las que podemos contar para la consecución de una escuela inclusiva:
a)      La de modificar las actitudes de los alumnos corrientes por medio de la introducción en el currículum de contenidos relacionados con las diferencias individuales o las discapacidades.
b)      La de incluir también en el currículum general del centro contenidos relacionados con las habilidades sociales adecuadas que cualquier persona debe dominar y aplicar en su vida.
c)      La de acoger a los alumnos con problemas como un compañero más, haciendo que participe activamente en el grupo, en las actividades, en el aprendizaje y, si es necesario, ceder algo para asegurar al máximo su participación.
d)      La de acoger no porque alguien sea inferior, porque sabe menos, tiene más problemas, o habla otra lengua y es de otra cultura, sino porque queremos aprender juntos, sin superiores ni inferiores.
e)      La de hacer una escuela que valore a todo el mundo, para que no se sienta excluido.
f)       La de desarrollar una pedagogía positiva para que los niños y niñas sean valorados por los adultos y de esta forma aumente su autoestima.

¿Qué papel tiene El currículo en las escuelas inclusivas?, ¿es una ayuda?, ¿cuál ha de ser la visión de éste para atender a la diversidad?

El papel que juega el currículo en las escuelas inclusivas es fundamental. No podemos olvidar que uno de los  instrumentos básicos a la hora de plantearse cómo hacer realidad la inclusión es a través del enfoque, diseño y desarrollo del currículo escolar.
Ahora bien debemos tener cuidado para que el currículo sea una ayuda. Y es que éste puede constituirse en un elemento favorecedor o, por el contrario, ser una barrera que dificulta las dinámicas de pertenencia y participación en la vida escolar de determinados alumnos, así como un impedimento para promover la igualdad de oportunidades de aprendizaje.

Para que el currículo escolar esté realmente al servicio de la diversidad tiene que proporcionar oportunidades a los estudiantes para que todos logren los aprendizajes necesarios y desarrollen al máximo sus capacidades. Lo que se enseña y aprende en la clase dependerá de las características personales de cada alumno, de sus experiencias previas, valores y bagaje escolar.
Para hacer realidad un currículo de este tipo, éste debe alejarse de los planteamientos prescriptivos y rígidos, centrados en muchas ocasiones exclusivamente en el libro de texto. Se debe partir de la consideración de que cada alumno tiene su propia base de conocimientos, un ritmo de aprendizaje propio, diferentes expectativas e intereses, etc., por lo que difícilmente, a través de una única forma de concebir la cultura (currículo planificado de forma rígida e idéntico) y a través de un único libro (por muy completo que sea) se puede considerar las peculiaridades de cada alumno. Sólo si compartimos esta visión, el currículo escolar atenderá a la diversidad.
Un currículo abierto a la diversidad de los alumnos no es solamente un currículo que ofrece a cada uno de ellos lo que necesita de acuerdo con sus capacidades, cultura o género. Ni tampoco es un currículo que incorpora alguna unidad didáctica relacionada con las distintas etnias, la igualdad social o el papel de la mujer, por ejemplo. Debe ser un currículo que se plantea a todos los alumnos para que cada uno aprenda quienes son los otros y qué debe incluir, en su conjunto y en cada uno de sus elementos, la sensibilidad hacia las diferencias que hay en la escuela.
A pesar del compromiso teórico de que el currículo sea un instrumento culturalmente plural, si no se logra que en la práctica del aula se descubran y valoren las diferentes culturas, siempre la cultura dominante eclipsará a otros acercamientos y manifestaciones culturales.
Los centros educativos tienen que planificar, tanto en sus estructuras de coordinación y directivas, como en su currículo educativo, acciones y planes concretos para responder a todos sus alumnos con excelencia y equidad. Para ello hay que introducir objetivos del tipo:
-          Analizar la diversidad en distintos contextos
-          Conocer los rasgos culturales de los alumnos.
-          Posibilitar la vivencia y la expresión de la diferencia.
-          Facilitar la interacción, la comunicación y el intercambio de referentes culturales.
-          Valorar la diferencia cultural por sí misma.
Es mucho más efectivo hacer modificaciones en el currículo contando con la intervención de los propios alumnos, pidiéndoles que hagan sugerencias para adaptar unidades, contenidos, ejemplos, y modificándolos de acuerdo a sus propios intereses.

¿Cómo hacer que cambien los centros hacia una visión inclusiva?

En la visión inclusiva el aula regular se asume como el lugar apropiado para llevar a cabo el proceso educativo. Los docentes del aula son los responsables directos de todos sus alumnos y por ello cuentan con los apoyos y soportes que requieren para responder a las necesidades de sus alumnos.

Es la clase la que requiere apoyo para responder a todos los alumnos. Desde un enfoque inclusivo se proponen los siguientes cambios:
Para que un centro gire hacía una visión inclusiva en él debe cuidarse mucho el momento de organizar la clase. Los profesores tomamos una serie de decisiones –con frecuencia de una forma más o menos intuitiva- en relación, por ejemplo, con la distribución del tiempo en la explicación de los contenidos  y en la práctica, en el trabajo individual o en el colectivo. El conjunto de estas decisiones configuran una determinada estructura de aprendizaje, que no varía únicamente entre un profesor y otro, sino incluso en un mismo profesor, según las características del grupo de alumnos.
No basta con decir o llamar a un aula «inclusiva» para que realmente lo sea. No es una cuestión de nombre, sino de lo que ocurre en ella. Todos los alumnos tienen que sentir que son bienvenidos y partícipes del grupo. Además, es característico que el clima de clase sea de confianza, en donde los alumnos se sientan seguros para preguntar cuando no sepan algo, tengan dudas, que les permita percibir los errores como parte de su proceso de aprendizaje y oportunidades para mejorar.

¿Es incompatible la educación inclusiva con la educación de calidad?, ¿por qué?

Sin ningún género de dudas la educación inclusiva es perfectamente compatible con la educación de calidad. La educación inclusiva es un proceso permanente que destaca por su carácter procesual, dinámico y nunca acabado, así como por ir dirigido precisamente a ofrecer una educación de calidad para todos. En este enunciado está condensada la esencia dela educación inclusiva al señalar la finalidad de este proceso y sus dos grandes objetivos: la calidad y la calidad para todos.
En el fondo estamos ante las dos grandes aspiraciones de la educación a lo largo de todos los tiempos: llegar a todos y hacerlo de una manera eficiente, es decir, promoviendo el desarrollo cognitivo del educando y estimulando los valores y actitudes de la ciudadanía responsable. La educación inclusiva no es pues un fin, sino un medio para lograr una sociedad más justa y su fundamento no es otro que el de los derechos humanos. La educación inclusiva es un derecho de todos del que nadie puede verse privado.
Pero es que además una educación no puede ser de calidad si no logra que todos los alumnos, y no sólo parte de ellos, adquieran las competencias necesarias para insertarse activamente en la sociedad y desarrollar su proyecto de vida en relación con los otros. Es decir, no puede haber calidad sin equidad, aunque no faltan aquellos que piensan que una educación inclusiva no es compatible con el logro de buenos resultados por parte todos los alumnos.
Lo anteriormente expresado nos remite a la idea de que una educación es de calidad si da respuesta a la diversidad del alumnado, es decir si se ajustan la enseñanza y las ayudas pedagógicas a la situación y características de cada uno, y si se les proporcionan los recursos necesarios para progresar en su aprendizaje. Muchos alumnos experimentan dificultades de aprendizaje y de participación en las escuelas, como consecuencia de la rigidez y homogeneidad de la respuesta educativa. Esta uniformidad explica en gran medida los altos índices de repetición y deserción, que afectan mayormente a las poblaciones cuyo capital cultural es diferente al predominante en las escuelas.

¿Cómo se puede hacer una escuela más participativa? ¿Podemos llevarlo hacia la sociedad?

Si partimos de la base de que una escuela es democrática y participativa cuando es de todos los miembros de la sociedad, es decir, cuando a diferencia de la privada, nadie la puede reivindicar para sí excluyendo de su disfrute a los demás, nos parece que para llegar a ella habría que dar los siguientes pasos:

1.- Consiguiendo que su organización, su control y gestión residan en la comunidad educativa y que los intereses colectivos y comunes de todas las personas que la integran, prevalezcan por encima de cualquier interés particular y corporativo.
2.- Potenciando la participación hasta lograr que todos los que forman la comunidad educativa: padres, profesorado y alumnado se comprometan en la tarea educativa, eliminando toda suspicacia entre ambos colectivos.
3.- Trabajando para aumentar la participación del alumnado, a fin de lograr que se sientan sujetos activos y protagonistas en el aula y en el centro, hasta conseguir que llegue a ver y experimentar que su participación, en los  órganos de gobierno del centro, en su capacidad de reunirse y de formular propuestas es una realidad.
4.- Planteando, con todos  los medios a nuestro alcance, conseguir que la igualdad de oportunidades en el acceso se convierta en una verdadera igualdad de oportunidades en el proceso. Trabajando para eliminar cualquier barrera que dificulte el desarrollo de las máximas capacidades de todo su alumnado.
5.- Propiciando que el proyecto educativo del centro se proyecte en la comunidad educativa, en el sentido más amplio, posibilitando la participando de todas las personas que así lo decidan.
6.- Diseñando un currículum democrático que nos permita ir más allá de la imposición de la cultura dominante y que tiene en cuenta las preocupaciones y cuestionamientos del alumnado. Un currículum democrático es el que considera al alumnado no como un consumidor pasivo, que tiene que engullir los contenidos de los programas y/o libros de texto, sino que potencia la participación del alumnado en la construcción del conocimiento. Es decir, se trata de una escuela en la que todos y en especial el profesorado trabajan por que el currículum impuesto, el oficial, no siga siendo la verdad absoluta.

La escuela participativa no puede ser ajena a la sociedad ni al contrario. Las instituciones educativas deben rendir cuentas a la comunidad, de la misma forma que la sociedad debe ser más vigilante y participar con la escuela.
No debe existir una ruptura entre las instituciones educativas y la sociedad civil, desterrando la creencia generalizada de que la educación es un asunto de las escuelas. Muchas veces los padres centran su papel en cumplir con requerimientos como la adquisición de textos escolares y materiales, el suministro de útiles escolares, la asistencia eventual a reuniones, entre otras actividades a las cuales limitan su responsabilidad. De esta forma, los padres de familia parecen ajenos al proceso educativo.



La escuela participativa y la sociedad no pueden estar separadas. Nuestro mundo tiene graves problemas que deben ser afrontados con la participación de los ciudadanos. Ello exige la construcción de una ciudadanía verdaderamente participativa. La sociedad espera de la escuela que contribuya a educar para este tipo de ciudadanía. Es verdad que, a veces la escuela actual no puede responder adecuadamente a este requerimiento ni es la única institución responsable de este objetivo, en todo caso, hay que seguir insistiendo en una escuela participativa con programas y propuestas educativas que, pese a sus dificultades, puedan contribuir a la formación de los alumnos para ser ciudadanos participativos y comprometidos con los problemas sociales.

Bibliografía, Web grafía y medios y recursos para la realización de nuestro trabajo:

·         Echeíta, G; Simón C. Verdugo, M. A. y otros (2009).Paradojas y Dilemas en el proceso de Inclusión Educativa en España. Revista de Educación, 349, pp. 153-178.
·         Carbonell. J.L. (2009). El modelo inclusivo: política y programas en España. En Paredes, J. y De La Herrán, A. (coords.). La práctica de la innovación educativa (2009). Madrid: Sintesis.
·         Ainscow y Booth. (2000). Guía para la evaluación y mejora de la Educación Inclusiva. Desarrollando el aprendizaje y la participación en la escuelas. Center for studies of inclusive Education CSIE: Bristol UK. (Nos ha ayudado mucho)
·         Pujolas, P. (2006). Aulas Inclusivas y aprendizaje cooperativo.
·         López Cruz, M. (2008). Redes de apoyo para promover la inclusión educativa: Una revisión de algunos equipos y recursos. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambios en Educación. Vol. 6, Nº2.


También hemos utilizado otros recursos:
·         Los porwer point del bloque I, facilitados por la profesora.
·         Texto: García Pérez Calabuig, M. (2015) Del derecho a la educación la educación inclusiva de las personas con discapacidad.
·         En Luaces Gutierrez, A. (2015). Retos y desafíos en materia de discapacidad: Una visión multidisciplinar. Madrid. Inap.
·         Libro: Mel Ainscow. Desarrollo de escuelas inclusivas. Ideas, propuestas y experencias para mejorar las instituciones escolares.


Videos vistos en clase que hemos vuelto a ver para profundizar en nuestro análisis:

·         Buenas Prácticas en Educación Inclusiva: https://www.youtube.com/watch?v=9fG099DL60k

·         Educación Inclusiva. Unesco: https://www.youtube.com/watch?v=-CsxGB5JP3w

·         Fomentado una Educación Inclusiva: https://www.youtube.com/watch?v=vKXAQsooSx8

viernes, 25 de marzo de 2016

✈ CONCLUSIÓN ANA CATENA CORDERO ✈

Nombre: Ana Catena Cordero

Como conclusión final de la asignatura tengo que decir que ha sido una asignatura intensa puesto que se ha hecho todo en muy poco tiempo debido a que las prácticas nos consumen la  mitad del cuatrimestre.

En Educación Inclusiva hemos utilizado distintas metodologías a la hora de trabajar y eso siempre es interesante, hemos realizado cosas individuales y grupales, me gusta tener que mezclar ambas metodologías puesto que no siempre en un trabajo grupal queda reflejado el esfuerzo y el pensamiento individual y es una forma de contrastar opiniones con los demás miembros de tu grupo.

También hemos visto fragmentos de películas que eso es algo más llamativo e interesante y realizado un estudio de casos que personalmente son los trabajos que más me llaman la atención puesto que no sólo estamos hablando de una discapacidad-dificultad, sino que estamos hablando de una PERSONA en concreto que tiene una vida, unas características, unas ayudas, unas capacidades y un contexto familiar distinto a cualquier otra.



He de decir que salgo un poco perdida de la asignatura, puesto que pensaba que iba a ser completamente distinta, a día de hoy llevo tres años aproximadamente en la carrera de Magisterio de Educación Infantil y veo el día de la graduación muy cerca y yo no me veo preparada para estar completamente sola en un aula, pienso que en todas las asignaturas se da teoría (mucha de esta no es útil para la vida como docente pero has de saberla para poder tener una buena formación y mucha otra no está enfocada de la forma que a mí me gustaría, pienso que no estoy aprendiendo cosas que pueda llevar a la práctica en un día normal en un colegio, todo esto lo estoy aprendiendo en las prácticas).

En definitiva el resumen de la asignatura es positivo en parte, puesto que con las exposiciones de mis compañeros he aprendido muchísimas cosas y he descubierto datos que para mí eran completamente desconocidos, y negativo en otra parte, ya que pienso que muchas cosas expuestas por los alumnos de la asignatura tendrían que haber sido dadas por el docente.

Con las dos asignaturas de la mención de Necesidades Educativas Especiales me pasa un poco lo mismo, es cierto que estoy aprendiendo cosas acerca de síndromes, enfermedades, trastornos… pero mi pregunta a todo esto es…

¿Quién me va a enseñar a tratar a este tipo de personas?